Para Carlos Revilla propietario del restaurante Coquilunch en Chapinero, especializado en comida típica venezolana, fue muy difícil abandonar Choroní, población ubicada en las costas de Aragua, Venezuela.
Llegó a Bogotá -dice Carlos- como el resto de sus paisanos “sin nada”, pero con muchas ganas de salir adelante. Cambiar la playa, la brisa marina, la atención a turistas y sobre todo el calor de la gente «no fue fácil».
Pero a tres años de estar en Bogotá, el balance es positivo: de caminar durante horas distribuyendo hojas de vida sin éxito, ya hoy tiene en su haber cuatro locales de comida autóctona de su país.
Carlos asegura con convicción que “entrar en este espacio, ubicado en una de las localidades más populares de la capital colombiana (Chapinero) es como estar dentro de un pedacito de Venezuela.
La pasión y empeño que Carlos pone día a día en su negocio se nota desde la entrada: paredes, mesas, mercancía y su personal exhiben símbolos clásicos y representativos de Venezuela.
Con la rapidez y disposición de atender a cada cliente que entra o simplemente pasa preguntando por los productos exhibidos en su vitrina, y sin casi interrumpir la entrevista, Carlos nos dijo frente a cámara que su sueño fue posible gracias a la ayuda que le brindó la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB).
“Emprender en Colombia es fácil, ya que la CCB se preocupa de facilitarnos a los emprendedores todos los conocimientos que se requieren en cada etapa del proceso. De hecho, cuando comienzan las inspecciones del negocio, si algo falla, ellos te dan tiempo de aprender y corregir”.
EL PARAÍSO CARIBEÑO
Carlos recuerda con nostalgia sus días en Choroní. Con emoción explica todo lo vivido en ese pueblito costero. Aspira, sin duda, algún día regresar.
Pero mientras ese día llega, dibuja sonrisas de satisfacción entre sus comensales, quienes pueden degustar desde una empanada de pabellón con una malta Polar, hasta una gran cena de Navidad y de Fin de Año.
Por: Yasmín Velasco, El Venezolano Colombia