Unos problemas musculares han provocado un parón en la temporada de James Rodríguez. Sumados a su paternidad y a una imagen que no ha gustado al madridismo, abandonar el estadio Santiago Bernabéu antes de la conclusión del igualado duelo ante el Real Betis, convierten al colombiano en noticia fuera de los terrenos de juego.
Llevaba jugando con dolor todo el mes de octubre y James ha tenido que parar. Se dañó en un día clave, el partido en el que el Real Madrid tenía que apretar los dientes para levantarse en el que era terreno maldito, el Sánchez Pizjuán, del primer varapalo del curso, la derrota en la visita al PSG con un 3-0 inapelable.
Ese encuentro ante el Sevilla lo acabó con molestias James, según pudo conocer Efe y las circunstancias le hicieron seguir jugando con molestias desde el 22 de septiembre. El centrocampista colombiano era conocedor de su situación con un técnico como Zinedine Zidane con el que ya se tuvo que marchar en una ocasión del Real Madrid.
Las lesiones y su profesionalidad en los entrenamientos le habían abierto las puertas del equipo. No quería dejar pasar la oportunidad. Desde Sevilla James disputó cinco encuentros más hasta que se vio obligado a parar tras analizar la situación con el cuerpo técnico. No fue con su selección buscando una mejoría y sin encontrarla, el aplazamiento del clásico del Camp Nou y su paternidad impulsaron parar del todo y recuperar para regresar más fuerte.
El pasado 22 de octubre disputaba su último encuentro, apenas 11 minutos en una cita clave en Estambul, con el Real Madrid respondiendo a la obligación de ganar al Galatasaray para levantar el vuelo en Liga de Campeones. Se ha perdido los encuentros ante Leganés y Real Betis, tampoco estará frente al equipo turco en el Santiago Bernabéu.
Según informan a Efe desde el Real Madrid se espera que en una semana James esté en perfectas condiciones para volver a competir. Ha estado más de un mes entrenando bien en la ciudad deportiva pero sin sentirse al cien por cien en los partidos, jugando mermado. Zidane ha decidido que no jugará hasta que esté en perfecto estado.
El 28 de octubre nacía el segundo hijo de James, Samuel, su primer varón tras Salomé, y el futbolista recibía permiso del club para marcharse a Colombia. «Quiero compartir una inmensa alegría. Hoy Dios me permite ser padre nuevamente honrándonos con la llegada de Samuel a nuestra familia. Estamos felices en casa viviendo este momento. De antemano a ustedes muchas gracias por su amabilidad, respeto y prudencia». Esa petición no frenó informaciones sobre la posibilidad de una gestación subrogada.
Lejos del foco futbolístico James se convertía en noticia y a su vuelta a Madrid siguió siéndolo por un acto que no ha caído bien en la afición madridista. Con el partido ante el Betis sin goles, rebosando emoción en un final apretado con ocasiones para el brasileño Vinicius, el colombiano se marchó del estadio diez minutos antes de la conclusión. Ni vio las últimas ocasiones desperdiciadas para firmar el Real Madrid su tercer encuentro consecutivo con victoria.
El reglamento interno ampara a James y Gareth Bale, que por segundo partido consecutivo se marchó antes del final, y el entrenador Zinedine Zidane lo disculpó argumentando que estuvieron antes del inicio animando a sus compañeros en el vestuario, pero son gestos que no gustan en la cúpula del club y menos aún a una afición que interpreta con ellos falta de compromiso.
Ahora James tendrá primero que recuperarse y luego ganarse el perdón de su afición dándolo todo en el terreno de juego. Recuperar de nuevo el rol del que disfrutaba con Zidane será más complicado aún por el crecimiento sin techo del uruguayo Fede Valverde y el regreso tras lesión de Luka Modric.
Con información de EFE
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