Este 9 de noviembre se cumplirán 30 años de la caída del muro de Berlín, con el cual se desmoronó el comunismo soviético, y con este, la cortina de hierro.
Ningún Think-tank en el mundo supo prever ese acontecimiento,. La mayor parte de los analistas políticos de la época vislumbraban aún algunos años más de vigencia a la URSS, tal como algunos suponen hoy, en nuestra caso, en la inevitable irreversibilidad del régimen, ya que al igual que su mentor, Cuba, este podría sostenerse en equilibrio precario por décadas.
Lo que está ocurriendo en Bolivia, al igual que lo que sucedió en El Salvador y en Ecuador, es una muestra de que la tal ALBA, era una alianza de papel y que está internacionalmente desprestigiada y no entusiasma ni siquiera a la supuesta progre de Puebla.
Eso no quiere decir que después de estos 30 años las democracias se han fortalecido, lamentablemente diversas expresiones de autoritarismo se han impuesto como el caso de China y el autoritarismo, sui generis, de personajes como Putin y Erdogan. Pero ninguno de ellos pretende, como los que practican el socialismo del siglo XXI, reconstruir ni un muro de Berlín ni una cortina de hierro, más bien han hecho suyas, e incluso han exacerbado, las no mejores prácticas del capitalismo.
Es muy probable que el muro corrupto que ha aislado a Venezuela del progreso y de la sociedad del conocimiento termine el día menos pensado, derribado, igual que su homónimo, por una población que no se calará más tanta ineptitud, arbitrariedad y corrupción, como la que personifica el régimen que sigue usurpando el poder.