Cada día, a partir de las 2:30 de la mañana, la Terminal de Pasajeros de San Antonio del Táchira se convierte en un hervidero de buses y busetas transportando miles de personas provenientes de los más diversos rincones de Venezuela, que poco a poco se dirigen hacia la avenida que lleva el nombre de su país, a la espera de que las autoridades venezolanas permitan el acceso al Puente Internacional Simón Bolívar, el cual permanece abierto en horario de 6:00 de la mañana a 8:00 de la noche, permitiendo el acceso legal a territorio colombiano.
Para llegar a San Antonio, muchas de estas personas se organizan en “excursiones”, es decir, viajan por grupos desde su ciudad de origen en una unidad de transporte que espera en el terminal mientras los pasajeros realizan sus compras y luego retorna con el mismo grupo al lugar de partida.
También hay quienes usan el modo tradicional de viajar por puesto en una de las más de treinta líneas de transporte que han abierto operaciones en este puerto terrestre.
José Luis Díaz, conductor de una unidad de transporte, refirió que viaja al menos tres veces por semana con grupos que se organizan desde la ciudad de Valencia, en una “excursión” de compras a la frontera colombiana.
“Lo llamamos excursión, porque es lo mismo que hacíamos antes con las agencias de turismo, llevamos a un grupo de personas y lo traemos de regreso; solo que ahora en vez de llevarlos un fin de semana a la playa, los pasajeros viajan es a la frontera a buscar la comida”, explicó.
Así mismo comentó que junto al aumento de los viajes, también se incrementan los controles por parte de las autoridades.
“Hay 29 alcabalas entre San Antonio y Valencia y nunca falta donde nos hagan pagar algo, o donde le revisan las maletas a los pasajeros para intentar quitarles al menos parte de la mercancía”, denunció.
“Barquisimeto, Valencia, Maracay y Caracas son las ciudades de las que provienen el mayor número de unidades, aunque también llegan de Barinas y algunas desde el oriente del país”, explicó Anderson Rivera, jefe de vialidad del terminal.
“El movimiento fuerte se mantiene todos los días entre las 2:00 y las 10:00 de la mañana”, agregó.
Margarito Lugo, dijo que es la primera vez que hace este tipo de viajes, “me impactó el río de gente… esa avalancha de gente que hay, pero ya no como emigrante, sino para venir (a Colombia) a buscar el sustento”, comentó.
El ciudadano venezolano añadió que una vez en territorio colombiano, la abundancia de ofertas, así como la variedad de precios, productos y presentaciones, llevaban a la gente a una especie de frenesí.
“Mi esposa y yo nos volvimos como locos con tantas cosas, finalmente optamos por empezar por lo más básico…harina, azúcar aceite, detergente, artículos personales”.
Lugo viajó unos 680 kilómetros desde Caracas para adquirir estos productos.
Con información de La Opinión