Toda transición de un régimen totalitario o dictatorial hacia una auténtica democracia requiere que se asiente, sobre bases solidas, la convivencia entre sus pobladores, sean estos de cualquier ideología o postura política que los haya enfrentado en el inmediato pasado.
Los seres humanos necesitan vivir en sociedad y para que ello sea posible se requieren reglas de comportamiento, es decir instituciones que permitan la convivencia de todos en una misma organización social. La justicia sea esta nacional o internacional es a la que le corresponderá juzgar a aquellos que hayan cometido serios delitos de lesa humanidad y los habitantes tendrán que hacer esfuerzos mancomunados para reconstruir todo lo que fue destruido.
Esto no significa que se olvide el mal ocurrido, sino aprender de el para poder avanzar hacia una mejor sociedad. Así ocurrió en Alemania después de la II Guerra Mundial, o en los países de la llamada Europa Oriental después del derrumbe del comunismo soviético, y lo mismo permitió a los surafricanos superar el oprobioso régimen del apartheid, o a los norteamericanos superar la discriminación racial , o a los chinos superar en paz al maoísmo e incluso, nosotros, en Venezuela superar la tiranía gomecista, la dictadura perezjimenista e incluso la pacificación tras la insurrección comunista de los sesenta.
Ahora bien, para poder convertirnos en una nación prospera que pueda competir de igual a igual en un mundo globalizado será necesario que abandonemos la mentalidad rentista, la eterna viveza criolla que tanto nos ha perjudicado , tendremos que convertirnos en un país de emprendedores, ser solidarios con los más necesitados, estar conscientes que para triunfar es indispensable una educación de calidad para todos, ya que un pueblo ignorante será siempre víctima de los populismos de turno.
En la nueva Venezuela será necesario fortalecer las instituciones para que estas potencien capacidades y no para que sean instrumentos que faciliten la perpetuación en el poder de una determinada organización política. Pero, tal vez lo mas importante será entender que ninguna sociedad puede cambiar si antes no lo hacemos nosotros mismos, entendiendo que hicimos mal en el pasado y qué debemos hacer para poder competir en un mundo globalizado.
Hay que estar conscientes que seguir discutiendo sobre si tenemos que ser socialistas, comunistas o capitalistas es hoy un anacronismo histórico producto de realidades del siglo XIX, y no de un mundo que va a una nueva revolución planetaria basada en el conocimiento y la aplicación a nivel planetario de la inteligencia artificial, de la robotización, de la nanotecnología, biotecnología y tantas otras actividades que dependerán de un dominio informático que modificará la esencia misma de las relaciones humanas, tal como hoy las conocemos.
Por ello, para avanzar en el buen camino tenemos que aprender a convivir, pero sobre todo, debemos aprender a ser menos individualistas y más buenos ciudadanos.