Hay cierta izquierda, irredenta, que se niega a ver la realidad como es y prefiere seguir viviendo de hermosos conceptos acuñados en el siglo pasado, sin tomar en cuenta los resultados catastróficos que, para sus pueblos, dejaron gobiernos llamados eufemísticamente progresistas, representados, esencialmente, por el comunismo soviético y ahora renombrado Socialismo del Siglo XXI.
Por supuesto, esa izquierda nostálgica no habla, para nada, de los millones de muertos que causaron gobiernos como los de Stalin, Mao, Pol Pot, por solo mencionar a los más conspicuos genocidas del Siglo XX, pero también callan o ignoran los daños causados a sus pueblos por regímenes como los de los Castro, Maduro o Chávez.
Ahora, después del intento fallido del Foro de Sao Paulo, se reinventan con el Grupo de Puebla, que plantea un acuerdo de 30 líderes de 10 países: “El progresismo ante el desafío de adueñarse del mañana”.
¿En qué consiste esa nueva acción política? Pues en unirse para luchar y enfrentar a la supuesta derecha conservadora que estaría erradicando los logros alcanzados a principios del siglo XXI, por los gobiernos de Chávez, Correa, Lula y los Kirchner, entre otros.
¿Qué rechaza este grupo? La meritocracia, la democracia, la globalización y la geopolítica mundial ¿Y a quienes aúpa? A López Obrador en México, a Tabaré en Uruguay, a Evo, en Bolivia, y por cierto en su documento base, no mencionan a Maduro como ejemplo notorio de gobierno progre. Pero si centran sus vitriólicos ataques enLenin Moreno.
¿Será esta iniciativa del Grupo de Puebla un intento de recontrol político ideológico generado por algunos lideres de la izquierda “ caviar” europea?