Cerca del 80 por ciento de los conflictos armados recientes del mundo han tenido lugar en puntos críticos de biodiversidad. Sin embargo, la investigación sobre el impacto de tales conflictos sobre la deforestación es limitada. Mientras algunos analistas creen que pueden ser un factor de protección de la cobertura boscosa para otros representan todo lo contrario: el motor que lleva a una alta tasa de pérdida de bosques.
Para entender mejor el problema, un grupo de investigadores de la Universidad de Queensland, Australia, fijó su atención en Colombia, un país que ha sido escenario de uno de los conflictos armados más largos del último siglo —ahora en fase de resolución después de casi 50 años— y al mismo tiempo es considerado uno de los lugares más biodiversos del planeta. Posee, por ejemplo, el 6.6 por ciento del territorio amazónico.
La principal conclusión de su trabajo, publicado en Biological Conservation, es que efectivamente la deforestación aumenta a mayor intensidad del conflicto armado, pero se trata de una relación compleja.
Pablo José Negret, líder de la investigación, explicó a SciDev.Net que “esta asociación es la primera vez que se estudia para Colombia, lo que mejora nuestro entendimiento de la asociación entre los conflictos sociales y ambientales en el país”.
Pero el alcance del trabajo no quedó ahí. La investigación encontró que la cercanía a los cultivos de coca y otras 14 variables como pozos de explotación petrolera, concesiones mineras, carreteras y ríos navegables está asociada con mayor deforestación.
«Todos estos patrones encontrados nos ayudan a entender mejor el impacto de los proyectos de infraestructura sobre los bosques en nuestro país y cuáles son los bosques que tienen mayor presión debido a estos factores», anotó.
“Todos estos patrones encontrados nos ayudan a entender mejor el impacto de los proyectos de infraestructura sobre los bosques en nuestro país y cuáles son los bosques que tienen mayor presión debido a estos factores”.Pablo José Negret – Universidad de Queensland, Australia.
Para realizar el análisis dividieron el país en una cuadrícula de celdas de 1 km² y para cada celda obtuvieron información sobre la pérdida de cobertura de bosque entre 2000 y 2015. A continuación, recopilaron datos sobre las 14 variables que podrían tener impacto en los patrones de deforestación. Luego modelaron la asociación de cada variable con los patrones de deforestación y posteriormente generaron proyecciones sobre qué áreas tendrían mayor presión.
El modelo creado por los investigadores mezclando las 14 variables les permitió tener hasta un 78 por ciento de precisión al predecir la deforestación a una resolución de 10 km2.
Un hallazgo interesante, y que evidencia la complejidad del fenómeno de deforestación, fue que al excluir del modelo el efecto del conflicto armado y el de los cultivos de coca, la exactitud de predicción de los patrones de deforestación no se redujo drásticamente en la mayoría del territorio analizado.
Sin embargo, los investigadores aclararon que esas dos variables sí tienen un efecto particularmente notable en áreas como la Amazonia y ciertas zonas del Chocó (región occidental de Colombia) donde las otras variables analizadas tenían poca o ninguna influencia.
Para Gustavo Galindo, investigador del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, se trata de una investigación valiosa porque profundiza la discusión académica sobre las causas, efectos patrones y modelos de deforestación.
Pero un punto débil, según explicó a SciDev.Net, es que los autores “no muestran claramente la importancia relativa de cada una de las variables incorporadas al modelo ya que uno puede inferir que las variables que más están afectando esta precisión son las de elevación, proximidad a áreas deforestadas, vías, y que la importancia relativa e individual de las variables de cultivos de coca y conflicto armado es mínima”.
Galindo también lamentó que el estudio no incorporara la información de los últimos tres años, que precisamente coinciden con la firma del proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla de la FARC, lo cual creó un escenario de menor conflicto armado, pero con cultivos de coca.
El trabajo contó con la colaboración de investigadores de la Wildlife Conservation Society, The Nature Conservancy, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt en Colombia y el Fondo Mundial para la Naturaleza.
Fuente: scidev.net